En el sótano, tres niveles bajo tierra.
Las puertas del ascensor se abrieron, y un aire frío golpeó sus rostros.
Diego se quitó el abrigo y se lo colocó a Clara. Aquí no era tan cálido como arriba.
Era la primera vez que Clara visitaba un lugar así, y la escena no se parecía mucho a las representaciones en películas y televisión.
Los pasillos estaban iluminados intensamente, pero la luz blanca y brillante se reflejaba en las paredes, creando una sensación aún más sombría.
En la entrada de la morgue, un anciano esperaba siguiendo órdenes superiores, preparado para recibir a Clara.
—Jefe López, señora. Aunque los cuerpos han sido embellecidos, siguen siendo cuerpos. No será agradable a la vista, deben estar preparados psicológicamente.
Clara, con la voz ronca, dijo: —Abre la puerta.
La puerta se abrió, y Clara vio un cuerpo cubierto por una sábana blanca.
Diego explicó: —He bloqueado temporalmente la información y aún no he informado a su familia.
Paso a paso, Clara se acercó al cuerpo.