Clara entrecerró los ojos y preguntó: —Tía Márquez, ¿qué te pasa?
Tía Márquez, un poco nerviosa, recogió el pañuelo y dijo: —Ya estoy vieja, siempre se me caen las cosas de las manos.
Rápidamente, ella preparó la cama en un par de movimientos y continuó: —Doctora, lamento no haberte ofrecido una habitación buena. Tengo carne cocinándose en la estufa y me olvidé de avisarte.
Dicho esto, tía Márquez se apresuró a salir, dejando a Clara observando su figura con un significado oculto.
En ese momento, sonó el teléfono de Diego. Clara miró a su alrededor para asegurarse de que no había nadie y luego respondió la llamada.
—Clari, tengo novedades sobre la investigación que me pediste. Efectivamente, la familia de Natalia murió hace varios años, pero...
Diego alargó el tono de voz, como si hubiera descubierto algo interesante. Clara preguntó apresuradamente: —¿Pero qué?
—Hay una sospecha. En ese momento, Suriel estaba en el hospital recuperándose de una cirugía y el encargado de recoger los cue