Clara regresó con los niños y Alfonso parecía notablemente más feliz.
La familia Enríquez había pasado por momentos difíciles, pero la llegada de los niños les trajo una nueva esperanza, mejorando el ánimo de Alfonso e incluso su actitud hacia Diego se volvió más amable.
Alfonso siempre llevaba consigo el resentimiento por las acciones de Diego hacia Clara. Sin embargo, al ver la felicidad y armonía entre él y los niños, Alfonso comenzó a vacilar.
Después de todo, lo mejor era mantener a la familia unida. Él mismo había aprendido de la vida: cuando uno es joven, persigue la fama y la fortuna, pero cuando envejece, solo desea la armonía familiar y disfrutar de la compañía de sus seres queridos.
Durante la cena, además de servir comida a los niños, Alfonso también le sirvió a Diego, lo que sorprendió a Diego.
Anteriormente, Alfonso había mostrado abiertamente hostilidad hacia él.
La mirada de Pera siempre seguía a los niños, mostrando en sus ojos envidia y ternura. Joaquín sabía que ella