Pera no había dormido, tenía imágenes sangrientas en su mente con los ojos cerrados.
Clara llegó puntualmente para darle acupuntura y dijo: —Sé que no estás dormida.
Pera abrió los ojos, un poco aturdida, y dijo: —Clara, ¿crees que hice algo mal?
—Sí —Clara dejó caer la aguja de plata y habló con calma—, tú eres demasiado débil y tener un corazón demasiado bueno.
—Clara...
Clara suspiró suavemente al encontrarse con sus ojos puros e inocentes: —En su momento, fue por tus ojos puros que me conmovieron y decidí salvarte. Te pareces mucho a lo que solía ser yo, siempre pensando que al ser amable con los demás obtendrías felicidad. Pero el mundo no es así, a veces, cuanto más te preocupas por los demás, más abusan de ti.
—Tu debilidad no solo te causa problemas a ti, sino que también pone en peligro a las personas que te rodean.
Al decir esto, Clara recordó el rostro de Laura que murió frente a ella. Si en ese momento hubiera sido más fuerte, ¿habrían sido diferentes los resultados?
Despué