El hombre que solía ser tan distante ahora se mostraba sumiso y humilde. —Aunque soy un hombre, también necesito seguridad. El matrimonio es esa capa de seguridad.
Clara murmuró con los labios fruncidos: —Pero para mí, el matrimonio no es seguridad, sino una invisible cadena.
El auto ya había llegado a su destino. Clara levantó la mano y borró el lápiz labial de sus delgados labios. Sonrió ligeramente: —Estos días son suficientes para mí.
Sacó un lápiz labial de su bolso y lo colocó en la mano de él: —Me retocas el maquillaje.
Los invitados extranjeros de varios países se detuvieron, y Ezequiel, a la cabeza, entabló una conversación. Aún no habían visto a la pareja bajar del auto.
Le pidió a Renzo que se adelantara con su equipo y se acercó al auto de Diego.
Fernando y los demás guardaespaldas se quedaron inmóviles junto al auto.
Ezequiel no pudo soportarlo más y su temperamento estalló. Abrió violentamente la puerta del auto, solo para encontrarse con esta escena.
El Diego que solía e