Este asunto finalmente se resolvió de manera satisfactoria. En privado, Isolda llevó a Mónica a un lugar apartado y le susurró: —Te advierto, tu padre ha conseguido esta oportunidad para ti con mucho esfuerzo. No la arruines. Durante estos tres meses, debes comportarte normalmente con él y luego separarte alegando incompatibilidad de sentimientos. Recuerda, ¡no permitas que la familia Guzmán encuentre ninguna falla en ti!
Mónica asintió con la cabeza: —Mamá, lo entiendo.
—Lo que más me preocupa es tu temperamento explosivo. Recuerda, durante estos tres meses debes fingir o resistirte, por el bien de la familia Enríquez y tu propia reputación, ¡debes interpretar tu papel hasta el final!
—Lo soportaré. —Mónica apretó las uñas contra la palma de su mano.
Isolda acarició tiernamente su cabeza, preocupada: —Hija, tu vida es larga. Diego ya no es una posibilidad. No te aferrés a él. Debes abrir tu corazón para aceptar a otras personas, pero no a Joaquín. Ese hombre es astuto y no es el adecu