Felipe se tomó un momento para calmarse antes de responder:
— Hola.
— Señor Ramírez, soy Ania.
— Lo sé, dime.
— Ya he preparado tus saquitos aromáticos, ¿puedes venir a recogerlos cuando tengas tiempo?
Felipe respondió:
— Sí, cuando pueda. ¿Dónde estás ahora? Iré a buscarte.
Ania proporcionó una ubicación y Felipe dijo:
— Estaré allí en unos veinte minutos.
— Bien, estaré esperando.
Felipe colgó el teléfono y miró a Clara, diciendo:
— Voy a recoger algunas muestras antes de volver a casa.
Clara respondió de manera concisa:
— Está bien, ve. Tomaré un taxi para irme.
Clara hizo ademán de abrir la puerta del coche para bajarse, claramente sin intenciones de ir con él.
Felipe dijo:
— Podemos ir juntos, es de camino. Después de recoger las cosas, podemos regresar a casa juntos.
— ¡No es necesario! ¡No quiero ir!
Felipe agregó:
— Una mujer me invitó.
— ¿Qué? — Clara no entendía el significado de sus palabras.
Felipe repitió:
— Una mujer me invitó.