Coni saludó a Sara con un fuerte abrazo “¿Qué te ha pasado?” preguntó aún sabiendo que sería cosa de su corazón.

Sara sonrió para tranquilizar a su amiga “No te preocupes fue solo un pequeño susto”.

Su respuesta solo la tranquilizo un poco, dando paso a más preguntas que inquietaron a Sara. Lo que más le molestaba era que se preocupen de más por ella, así que la frenó de golpe “¡Para ya por favor! Te he llamado para que me hagas compañía no para que me interrogues, aparte que no quiero hablar de mi enfermedad, es algo que estará siempre presente“. Dijo con contundencia sin responder a las tantas preguntas que Coni le hizo.

La mirada de Coni aún era interrogativa, pero comprendió el punto de Sara, sintiéndose apenada por su arrebato. Todo el tiempo ella estaba controlada por ese tema