“Zachary… ¿Dónde estás?”.
“Estoy en la oficina. Recibí una llamada de un socio importante después de dejarte en la Perla Central, así que regresé rápidamente a la oficina para ocuparme de este contrato. Mi teléfono se quedó sin batería en el camino. Acabo de cargarlo y vi tus llamadas perdidas”. La voz de Zachary sonaba tan clara e indiferente como siempre, como el viento en las montañas de hielo.
En ese momento, Charlotte se sintió más aliviada y la tensión de su cuerpo se apaciguó. “Oh, ya veo. De acuerdo, vuelve a trabajar. Ya no te molestaré”.
“¿Pasa algo?”. La voz musical de Zachary resonó en el oído de Charlotte.
Charlotte se rio entre dientes. “No. Solo quería saber si estabas en casa. Vuelve a trabajar”.
Ella terminó la llamada y guardó su teléfono. Luego, se dio la vuelta y miró a Jezabel. Su mirada se volvió burlona. “Editaste esa foto, ¿verdad?”.
Jezabel no respondió. Su silencio era consentimiento.
Charlotte miró el rostro encantador de Jezabel y luego la humillante