—¡Claro! ¿No decías en la infancia que te querías casar con Bruno? Ya llevan tres años juntos y su relación ha sido estable. Ya que están por graduarse, tu papá y yo decidimos comprarles la casa para evitar que después suba mucho el precio.
—¡Aguántate un poco! — Estaba completamente confundida.
¿Que desde pequeña decía que quería casarme con Bruno?
Estaba a punto de negar todo cuando un brazo se cruzó sobre mis hombros y me empujo repentinamente hacia un lado.
Giré la cabeza y vi los ojos profundos de Bruno, con una sonrisa muy calculadora.
—Ya entendí, tíos. No se preocupen, iremos a casa cuando llegue el momento. No se angustien por Elisa, al fin y al cabo…— Su mirada se oscureció: —Soy su novio, es mi deber cuidarla.
Me quedé ahí, completamente inmóvil, mis pupilas temblaban.
De repente, todo encajó: las palabras de mis padres, las reacciones de mis compañeros, la actitud extraña de Bruno, y la reacción rara de Julio.
Todo se volvió brillante por un instante.
Un dolor agudo recorr