EVANGELINE
Caro entro sin tocar a mi habitación, mientras yo seguía hundida en mi miseria.
- Quiero estar sola por favor.
- No te dejaré sola Ev, presta – tomo un trago de la botella – no tienes porque seguir mintiendo.
- ¿De qué hablas?
- Se que aun amas a Alexander, y tus actos me lo demuestran.
- Yo ya no lo amo, solo estoy…
- Si, como digas, puedes mentirte a ti, pero a mi no me engañas – la miré con rabia, mientras ella miraba su celular.
- ¡Siii! Aun lo amo – grite – jamás deje de amarlo, jamás dejaré de hacerlo, me mata que se vaya a casar con ella, no sabes como la odio en este momento, y no sabes como me odio a mi misma por no dejar de sentir todo lo que siento por él – dije todo esto entre lágrimas.
- ¿Quieres contarme lo que sucedió? – le conté co