La caida de Belfegor.
Dios no ha reunido, somos un grupo de unos doscientos, nos ha asignado una tarea, la tarea de cuidar y supervisar a su nuevo entretenimiento. Los ha llamado humanos, son frágiles y manejables.
No podemos interferir en sus vidas, solo susurrarles ideas para que ellos solos alcancen metas y logros.
Me parece divertido salir de la monotonía, mi vida en la tierra es plena, susurro ideas sobre astrología, hierbas medicinales, agricultura y cría de animales.