CAPÍTULO 86: VENGANZA
Nikolai
Volvió a ser mía.
Gaia cedió al deseo que siente por mí, el que sabía que nunca se había ido. Por un momento pensé que no funcionaría, pero mi energía le curó la herida del hombro por completo. Lo que sucedió después pasó solo porque ella lo permitió.
Sentirla temblar bajo mis muslos, gemir mi nombre y jadear poseída por éxtasis de mis besos corrió por su cuenta.
Quedó tan agotada por la intensidad de nuestra pasión que ahora duerme plácidamente a mi lado, completamente desnuda y en mis brazos.
—Gaia —susurro—, lubina, debes despertar.
Ella abre los ojos con suavidad. Nuestras miradas se encuentran y por un instante ella sonríe. Hasta que se da cuenta de que está desnuda a mi lado.
Se levanta cual resorte y se cubre el cuerpo con las manos.
—¿Qué pasó? —pregunta, algo desorientada.
—¿Cómo que qué pasó? No me vas a decir que no sabías lo que hacías.
Sus mejillas se tiñen de un suave rosa. Recoge su ropa y se la vuelve a poner apresuradamente.
—Tenemos que