―¡No! ―Enola trató de evitar que Christian tomara al bebé, pero una bofetada la obligó a ceder. ―Por favor, por lo menos déjame abrigar a mi nieto.
―Sigue, saca al otro. ―Exigió mirando a la criatura con una sonrisa. ―No es como que vivirá tanto. ―Enola al escuchar el quejido de Gazania, volvió con