|Aisling Renn|
—¡Kevin! —la voz de Lilith resuena a lo lejos, llamando al pequeño que corre hacia mí—. ¡Detente ahí, bribón!
El niño, con las mejillas encendidas y la frente perlada de sudor, ignora su llamado. Sus cortas piernas avanzan con rapidez hasta alcanzarme, abrazándose con entusiasmo a