Paso saliva. Mi corazón empieza a latir más rápido de lo normal.
—Kukla —se acerca y se sienta en la camilla—. ¿Cómo estás? ¿Me extrañaste?.
—No —respondo, seca.
—Qué linda. Yo, mucho más —besa mi mejilla vendada sin pedir permiso—. Mira lo que traje. Un regalo.
Bajo la mirada hacia las orquíde