—Sí, ya… ¡Eso no importa ahora! ¿Qué demonios pasó?.
—Alaric destrozó la habitación —le cuento mientras me quito el vestido, arruinado con su sangre—. Deberías haberlo visto; estaba tan enojado como… dolido.
—¿Ahora le tienes lástima? Si hubieras visto cómo llorabas esa vez en mis brazos, como si