La contraseña de la pantalla y la contraseña de pago...
Daniel, sin volverse, respondió con palabras tan irritantes como su figura alejándose: —Ella me las dio.
Jorge y Mateo se quedaron resignados.
...
Cuando Lucía despertó, era de día afuera.
No había sol, pero tampoco llovía. El viento frío golpeaba las ramas desnudas de los árboles, sin hojas que pudieran caer.
Se incorporó mientras el olor característico a desinfectante del hospital, penetrante y desagradable, la hizo frotarse la nariz.
Observó su tobillo lesionado, envuelto como un tamal, lo que impedía ver su estado real. Aun así, intentó moverlo ligeramente. Por suerte, aunque todavía dolía, no era tan intenso como antes.
Paula entró con un termo de agua caliente y se asustó al verla sentada: —¡¿Cómo te has levantado?! ¡Acuéstate inmediatamente! El médico dijo que tu pie necesita reposo y no debes moverlo.
—No tienes idea del susto que me llevé cuando recibí la llamada en la oficina. Menos mal que estás bien.
Paula parecía muy