—La cosa es así de simple —miré a Draven.
—Yo quiero acabar con él —negó rápidamente.
—No, he dicho que no, y no —me hizo levantarme para luego levantarse él.
—Y yo te digo que si.
—Si lo quieres hacer tú, entonces no tendrás nuestras ayuda.
—¿Me estás chantajeando? —Me señalé a mi misma con el dedo.
—No, pero ya te he dicho que no quiero que te manches las manos —Reí negando.
—Él se manchó las manos matando a mis padres y acabando con lo poco que tenía —me miró serio.
—Está bien, hazlo como quieras, con tal de acabar con esto —comenzó a subir las escaleras.
¿Así de fácil?
Fruncí el ceño mirando hacia donde él se había ido. Aiello se levant&