Fiorella por fin tomó sus maletas y se marchó de la mansión, cuando Lorenzo, su guardaespaldas, acomodó el equipaje en el auto, la mujer no pudo contener más las lágrimas, él se ofreció a dejarlo todo e ir con ella, pero ella no aceptó.
— No puedo permitir que te vayas ahora Lorenzo, sé que lo que te voy a pedir es muy egoísta de mi parte, pero te necesito aquí…
Él la miro condescendiente, sabiendo que ella había tenido una vida dura en la mansión, y que todavía tenía cosas que resolver.
Lorenzo asintió con la cabeza mientras cerraba la cajuela del auto de Fiorella.
— Haré lo que me pidas Fiorella.
— Gracias Lorenzo, te pido que no dejes solo a mi hijo, algo raro está pasando, lo sé, lo presiento, pero no puedo quedarme más tiempo aquí, mi nieto me necesita…
— Haré lo posible por pasar a verlo con frecuencia.
— Usa las cámaras, ve con el joven que maneja el circuito cerrado y dile que yo te envío, él sabe que debe darte acceso