Una vez que Paige se alejó, Blake se volvió hacia Bianca y se disculpó:
—Lo siento por eso. Se está haciendo mayor y le encanta hacer de casamentera. Por favor, no te lo tomes a mal.
—Lo entiendo —respondió Bianca con una sonrisa comprensiva. Era típico de mujeres como Paige disfrutar de organizar encuentros amorosos.
En ese momento, Blake, alto y de complexión fuerte, se inclinó ligeramente hacia adelante. Extendió su mano derecha en un gesto invitador y le dedicó una cálida sonrisa.
—¿Te gustaría bailar conmigo?
Bianca observó cómo varios invitados se deslizaban por el césped al ritmo de la encantadora música.
Bailar no era precisamente su actividad favorita. Estaba a punto de rechazar la invitación cuando, de repente, un empujón inesperado desde atrás la hizo tropezar directamente contra Blake, quien la sostuvo de las manos justo a tiempo.
Al levantar la vista, se encontró con los ojos expresivos y cálidos de Blake.
—Bianca, disfruta de la velada. No se trata solo de la comida —la