—¡Se fueron! —espetó Ashley, con la voz helada—. Pero para ellos no fue una pérdida. Bianca y Dave acaban de anunciar su boda justo frente a todos. En lugar de dañar la imagen de Dave, confirmaron que se casará con Bianca.
Su frustración por fin estalló.
—¿¡Para esto hiciste todo esto!? ¿Dónde demonios está Reese?
Blake se dejó caer en el sofá, con el peso del fracaso aplastándole el pecho. Le temblaban las manos mientras tomaba el teléfono y marcaba el número de Reese.
—Lo sentimos, el número que usted marcó no está disponible... —La voz robótica retumbó en su oído como un hielo corriéndole por la espalda.
Lo traicionó.
La verdad lo golpeó con fuerza, dejándolo sin aliento. En un arranque de furia, Blake agarró el cenicero y lo lanzó al suelo, haciéndolo trizas.
En la habitación del hotel, Dave alzó la mano y cerró lentamente las cortinas.
—¿Qué habrías pensado si esta mañana hubieras entrado y me hubieras visto en la cama con Reese? —preguntó. Su voz sonaba tranquila, pero se nota