Por suerte, tenía agua con miel para la resaca.
Con cuidado, la sostuvo y la llamó suavemente, ofreciéndole el vaso.
—Beba esto, señorita Scott. Le ayudará a sentirse mejor.
Aturdida, Bianca vio el agua con miel y la bebió por instinto.
Al verla reaccionar, Zane sintió alivio.
Justo entonces, sonó su teléfono. Era Dave.
Zane respondió de inmediato.
La voz profunda de Dave se oyó al otro lado.
—Me retrasé. ¿Cómo está Bianca?
Zane miró a Bianca, aún desplomada junto al sofá.
—Bebió varias copas de vino.
—¿Varias copas? —la voz de Dave sonó cortante.
Zane se apresuró a explicar.
—Le di agua con miel para que se le bajara el alcohol. Pronto debería despertar.
—Asegúrate de que descanse. Quédate con ella esta noche. Me preocupa que mi abuelo intente hacer algo.
Dave no estaba seguro de que su abuelo hubiera aceptado a Bianca.
Con el barco lleno de sus socios, no podía arriesgarse.
La única persona en la que confiaba plenamente era Zane.
Zane había sido su mano derecha durante