Leonel dudó por un momento, pero luego la siguió.
Llegaron a la UCI y, tras obtener permiso del médico, abrieron la puerta y entraron.
En la habitación silenciosa, el único sonido era el constante pitido de las máquinas médicas.
Leonel se acercó a la cama de Madison y se arrodilló junto a ella.
—Mamá, mamá, soy yo, Leonel. Estoy aquí —dijo en voz baja.
Pero Madison no respondió.
El rostro de Leonel se llenó de angustia mientras miraba a Bianca.
—Bianc, ¿por qué no despierta? ¿Qué dijo el médico? ¿Cuándo despertará?
Bianca sintió un nudo doloroso en el pecho y un sabor amargo en la garganta.
Colocó una mano reconfortante sobre el hombro de su hermano.
—Leonel, el doctor dijo que podría quedar en estado vegetativo.
—¿¡Qué!? —Las piernas de Leonel fallaron, y casi cae al suelo, pero Bianca lo sostuvo a tiempo.
—Esto no puede ser verdad... ¿Cómo pasó esto? —dijo Leonel con la voz quebrada, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos—. ¿Por qué se incendió el departamento?
Bianca r