Capítulo cuarenta y dos
La calma antes de la tormentaLa brisa del mar despeina mi cabello y lo convierte en una armoniosa danza. Cierro mis ojos absorbiendo la mezcla de aromas. Es como si el aire del puerto purificara mis pulmones.
En este preciso lugar, a unos cuantos metros mar adentro, asesiné a Loretta. Pensé que esa noche terminaría todo, y no pude estar más equivocada. Solo fue la primera batalla, el inicio de la guerra. Tal vez Dante tenga razón. Tal vez, con una sola decisión de mi parte pondría fin a todo. ¿Pero a qué precio? ¿Qué hay de Luciano y de mí?¿Qué será de nuestro hijo? ¿Habrá un futuro para nosotros después de todo esto? Ahora me cuestiono mis acciones: ¿fue correcto presentarme ante Dante Ferrara?¿Acerté al aparecer en la vida de Massimo?
¿Debí enfretarme a Fabrizio sola?
Ni siquiera el aire