26. AÚN ME AMA
Al abrir los ojos, me sorprende la cantidad de personas que me rodean. La mirada preocupada de mamá y de mi suegra es lo primero que encuentro, seguida por los brazos firmes de mi marido, envolviéndome con una calidez que, por reflejo, correspondo, aunque estoy confundida.
-Denme espacio -dice un hombre de edad avanzada, cuya voz resuena con calma y autoridad. Saca un estetoscopio de un maletín de cuero desgastado y se acerca a mí con pasos medidos. Toma mi presión, escucha mi corazón con aquel aparato frío, mientras mis pensamientos se dispersan como hojas en el viento.
¿Está embarazada? -pregunta Iván Felipe con un dejo de emoción, sus ojos brillando como si la idea encendiera un fuego en su interior.
El doctor sonríe, paciente, y niega con suavidad.
-Es muy pronto para saberlo. No lo descarto, pero es improbable que sea la causa. Lo más lógico es un golpe de calor: dictamina con confianza.
-¿Recuerda qué estaba haciendo antes de desmayarse? -me pregunta con seriedad.
¿Me desmayé? L