114. HERMANOS ENRIQUEZ
El trabajo en la capital avanzó con sorprendente rapidez, gracias a los esfuerzos previos de don Noé. A mi llegada a las oficinas gubernamentales, la mayoría de los trámites ya estaban resueltos. Mi trabajo se redujo a recoger respuestas y firmar documentos como responsable administrativo. Todo transcurrió sin contratiempos y, diez días después, emprendí el regreso a la hacienda con noticias que marcarían un nuevo comienzo: ahora somos el pueblo Amanecer.
Aún quedan gestiones para completar, pero, de manera provisional, he sido nombrado alcalde. La estructura básica está en marcha, y en unos días llegará alguien que hará las veces de juez y notario, consolidando así el orden que tanto se requiere para tener credibilidad como pueblo.
Al llegar al lugar al que desde hace unos días llamo hogar, encuentro a Raquel esperándome en la puerta. Su sonrisa radiante me dice que me extrañó tanto como yo a ella y aun así, debo encontrar la forma de escapar momentáneamente de esa tentación.
No pued