—OK, OK, campeón, solo respira, todo va a estar bien —dijo Andrew sentándolo en uno de los pocos banquillos que había en la sala de exposición.
—¡Claro que no! ¡Nada va a estar bien! —exclamó Elliot con los ojos desorbitados—. ¿¡Te imaginas cómo va a tomar esto Kali!? ¿Qué le voy a decir…?
—Pues la verdad…
—¿¡Y si no quiere volver conmigo…!? —Se asustó Elliot. Su respiración era superficial, entrecortada.
—¡Oye, oye! ¿Por qué no va a querer? —intentó tranquilizarlo Richard, pero ya era imposible no ver que estaba más tembloroso que una hoja en un tornado.
—¿¡Y por qué iba a querer!? —gritó Elliot—. Estaba embarazada y yo ni siquiera me di cuenta… y confundí su prueba de e