C111- UN BESO QUE CONSUME.
C111- UN BESO QUE CONSUME.
El elegante auto negro se detuvo frente a la propiedad, una mansión antigua, con paredes de piedra oscura y ventanales altos que miraban la ciudad gris de Glasgow.
Luna bajó del auto con pasos medidos.
El viento frío le golpeó el rostro, pero no bastaba para calmar el incendio que le quemaba el pecho. Tragó saliva y apretó los dedos alrededor de su bolso. Podía sentir el ritmo errático de su corazón, traicionándola.
«No sientas nada… no sientas nada…» se repitió para sí misma, pero las mariposas seguían ahí, aleteando con violencia.
El mayordomo la condujo por los pasillos silenciosos. Cada paso resonaba sobre el mármol. Luna mantenía la espalda recta, los labios apretados, pero por dentro se sostenía a duras penas. Y cuando el hombre se detuvo frente a las puertas de madera oscura, el aire se espesó aún más.
—Señora… —dijo el mayordomo con voz seca, haciendo una leve inclinación antes de retirarse.
Luna alzó la mano, pero sus dedos temblaban apenas. Cerró l