MARTÍN.
Llevo dos días con los nervios de punta, Ludmila tenía razón, decirle “te amo” a otra persona, no es algo que se deba tomar a la ligera, por el contrario, es algo realmente serio, es algo tan íntimo y tan puro, que debo hacer que todo sea como ella lo merece.
Voy camino a mi viejo apartamento, que ahora no es más que un lugar desolado y casi abandonado. En la habitación principal, detrás de una gran fotografía donde estamos mis padres y yo, mantengo una caja fuerte, con lo que es tal vez mi mayor y más importante posesión.
El anillo que mi padre le dio a mi madre, cuando le propuso matrimonio.
Es la cosa más hermosa que jamás había visto, en su momento fue toda una pelea, pues mi abuela paterna, esperaba que mi padre le propusiera m