Llaman a la puerta
—Hija, te traigo la cena—es mi madre.
—Déjala— contesto secamente. Se inclina a besarme la frente
—¿Qué ha pasado?— niego y trato de apartarme
—Estoy cansada, déjame dormir por favor— me mira triste y se resigna saliendo de la habitación.
Necesito ir al baño, busco la silla de ruedas manual pero está hasta la otra esquina
—Mierda— me siento lentamente y decido que tengo que hacer las cosas por mí.
Puedo arrastrarme hasta el baño, probablemente mi vejiga se rinda antes pero