Luna estaba sentada con las piernas cruzadas con la mirada clavada en mí.
Su bufanda color café resaltaba el brillo de sus ojos avellana, y su piel blanca y delicada parecía que ahora estuviera más hermosa que nunca.
Aunque sus ojos me expresaban peligro.
Ella se levantó lenta y elegantemente dando pasos estilizados hasta llegar a mí.
- Luna, yo…
- Shh -hizo un gesto con las manos con mucha energía para que no dijera nada-. Tengo que darte un mensaje que me dijo papá. No vayas a confundir las cosas.
Los hombres que me escoltaron seguían tras de mí, y con Luna hecha una furia a mi frente, no tenía mucho a donde moverme.
- Tengo preguntas -me adelanté a decir.
- Me temo que responderás las mías primero -el gen Vidali se hacía notar en Luna en ese momento. La dureza de las palabras ocasionaba eso, mas no su presencia.