Capítulo 59. Desesperación.

La madre de Sebastián insistió en que fuéramos a descansar, Oswaldo fue dado de alta, solo eran un par de golpes y contusiones, nada grave, descansaría en casa con el cuidado que el doctor le había prescrito. Nos dirigimos al caserón Black a ver por el estado de Erick, pero no había señales de él. Llegamos a casa y miramos su auto en el estacionamiento. Fue extraño, pero nos alegró haberlo encontrado, con todo lo que había pasado era mejor que no estuviera solo.

–Hermano, ¿estás bien? –preguntó Sebastián al entrar–.

–Fue él–dijo Erick con un par de lágrimas en los ojos–.

–¿El quien? ¿Oscar? Bueno, al menos ya pagó por lo que hizo, aunque no fue la mejor manera…–.

–Fue Javier –.

–¿De que hablas? –pregunté–.

–Oscar me lo dijo en su lecho de muerte, fue Javier quien lo hizo–dijo Erick.

Sebastián y yo nos quedamos en silencio sin saber que decir.

–Sabía que Oscar no era capaz de hacer algo tan cruel, pero Javier, claro que él si pudo haberlo hecho, ni siquiera lo dudo–dijo Erick–.

–No
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