En la noche, Claus y Estrella llegaron a la mansión para visitar a Rosalía, y la anciana les contó lo que había sucedido durante el día. Quería conocer la opinión de Claus. Después de todo, aunque la familia Burgos tenía gran cantidad de miembros, Andrés y Andrían eran los parientes más cercanos. Temía que Claus pudiera tener otras ideas y quería respetar su opinión.
Sin embargo, Claus solo respondió con una sonrisa fría y burlona:
No tengo nada que decir sobre las personas que han querido asesinarme.
Al ver su reacción, Rosalía abrió ligeramente la boca, pero se tragó las palabras que iba a decir. Se dio cuenta de que Claus era una persona muy insensible, más de lo que la gente imaginaba. Era cierto que se llevaba muy bien con sus familiares, pero para aquellos que intentaran hacerle daño, él nunca tendría piedad. En realidad, Rosalía creía que este era un buen rasgo. Si un líder del grupo era indeciso, no podría manejar bien la empresa.
En estos días, los cargos de Andrés y Andría