Dos días después, Zamora consiguió el medicamento para la recuperación de Rosalía. Estaba listo para probarlo en ella.

Llevaron a Rosalía al hospital.

Estrella todavía estaba durmiendo cuando la despertaron.

Con una expresión de impaciencia en su rostro, estaba frustrada por no poder descansar adecuadamente y evitar el ir y venir de los experimentos.

¿Qué les pasa a estas personas? ¿No quieren dejarme descansar?

Estrella abrió los ojos a regañadientes y se encontró con el rostro atractivo de Claus, con sus cejas arqueadas y sus ojos penetrantes.

Ella lo ignoró y se dio la vuelta para seguir durmiendo.

—Estrella, despierta, date prisa—Claus vio cómo ella se aferraba a su reflejo en el espejo y no pudo evitar sentirse un poco desconcertado.

—No me levanto—Estrella respondió de manera contundente.

Con la cabeza aún enterrada en la almohada, su voz sonaba un poco apagada.

—¿Estás segura de que no vas?—Claus no volvió a intentar molestarla y se dirigió hacia la puerta.

Cuando estuvo cerca d