El almuerzo resultó ser exactamente como Paula lo describió, con todos los platos destacando la auténtica cocina campestre.
Todo estaba cultivado por la gente local, y detrás había un huerto que se podía visitar. La comida era sencillamente deliciosa.
Acostumbrada a disfrutar de manjares en casa, de vez en cuando comer estas cosas conseguía abrir el apetito.
Estrella incluso se sirvió un plato adicional.
Claus le ofrecía agua y platillos de vez en cuando, cuidándola todo el tiempo.
Paula, al ver esto, apretó los palillos con fuerza, con las puntas de sus dedos volviéndose blancas.
Pero enseguida fingió que no pasaba nada.
Después del almuerzo, Paula invitó a Estrella y a Claus a nadar.
Incluso le preparó a Estrella un traje de baño, uno de color azul claro que se veía bastante bien.
Estrella tomó el traje de baño y revisó varias veces si estaba en buenas condiciones antes de ponérselo.
Cuando salió, Paula también estaba saliendo después de cambiarse.
Comparado con Paula, el