Salgo del cuarto de baño ya completamente cambiada y en busca de mi par de converse. Miro a Massimiliano recostado en la cama con su torneado y moreno torso al descubierto. Tiene el móvil en su mano y con la otra masajea sus sienes.
Alza la mirada al verme entrar a la habitación y puedo sentir como sigue cada uno de mis movimientos poniéndome un poco más nerviosa. Tomo mis converse y me siento en una silla cercana para colocármelos.
Al terminar me pongo de pie y salgo de la habitación sin que me dirija ni una sola palabra. Tomo mi bolsa y salgo del cuarto del hotel dando un portazo. Camino hacia el ascensor que está a punto de cerrar sus puertas y me escabullo dentro.
No pasa ni un minuto cuando mi móvil timbra, es Massimiliano.
—¿Sí?