_ ¡Shh! _ Advierto, y luego me río, porque no hay nadie aquí y estoy hablando sola. Recorro el largo camino, más allá del ferry, más allá de un gran bote blanco, las olas golpean suavemente su costado para producir un suave sonido de golpes, hasta el final, marcado por una vara alta con una luz en la punta. Cayendo de rodillas, me inclino hacia adelante, estirando las puntas de mis dedos hacia afuera. Mis anteojos se deslizan de mi nariz y caen en picado a las aguas profundas. _ ¡No! _ lloro, estirando mi brazo lejos en mi inútil intento de agarrarlos. Un repentino golpeteo de pies detrás de mí es la única advertencia que recibo antes de que unas manos agarren mi cintura y me tiren hacia atrás y me pongan de pie. _ ¿Qué demonios estás haciendo? _ exclama una voz masculina enojada. _ ¡Se me cayeron las gafas! _ Lloro._ Olvídalos. Se fueron._ ¡No puedo olvidarlos! _ Son mi único par y apenas puedo ver tres metros delante de mí sin ellos. Claro, traje lentes de contacto porque los u
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