Capítulo 201Mientras la familia se reunía en la mansión Blake, Scarlett caminaba junto a Maddy entre los árboles frutales del huerto no muy lejos de allí. De vez en cuando, estiraban la mano para recoger alguna fruta madura, probándola allí mismo, riéndose de pequeñas manchas de jugo que corrían por sus dedos.Pero, por dentro, Scarlett estaba en un tormento. En su bolso, escondido, estaba el medicamento que cargaba como si fuera una sentencia. Ya había tomado la decisión más dolorosa de su vida: esa noche, pondría fin a ese embarazo.Sus dedos temblaban tanto que una de las frutas se le escapó de la mano y cayó al suelo. Su corazón falló un latido. Tragó en seco, respirando hondo, intentando recomponerse. Dios sabe que no es lo que yo quiero, pensó, sintiendo las lágrimas arder en sus ojos. Pero Él también sabe que nunca seré perdonada. Ni por Él, ni por mi familia… no después de todo lo que hice con Matthew.—¿Scar? —la voz dulce de Maddy rompió sus pensamientos. —Estás muy callada

Capítulo 203Scarlett guardó silencio por unos instantes, con lágrimas asomándose a sus ojos. Cuando finalmente habló, su voz salió débil, como un lamento:– Confieso… lo pensé, Matthew. Pero, en el fondo, sabía que no tendría el valor. Probablemente no podría… – respiró hondo, intentando recomponerse. – Y si no lo hacía, ya tenía otro plan.Matthew, nervioso, se levantó. La ira y el dolor se mezclaban en su mirada.– ¿Qué plan, Scar? ¿Qué diablos ibas a hacer?Ella desvió la mirada.– Irme. Muy lejos. A otro país… probablemente Brasil.– ¿Qué? – casi gritó él.Scarlett asintió, con lágrimas cayendo libremente.– Mamá siempre me enseñó su idioma, desde pequeña. Lo hablo como una nativa. Nadie pensaría nada extraño si empezara de nuevo allí. Tendría al bebé… sola, lejos de todo y de todos. Nadie tendría por qué saberlo.Matthew se pasó la mano por el cabello, caminando de un lado a otro, incrédulo.– ¿Ibas a desaparecer así de mi vida? ¿Llevar a nuestro hijo y esfumarte del mapa, como

Capítulo 205Matthew levantó el rostro, sus ojos se fijaron en los de ella, intensos, llenos de emoción. Acercó los labios a su oído y susurró con voz entrecortada:– Te extrañé estos días… ya no quiero estar lejos de ti. Te amo… mucho.Scarlett se estremeció al escuchar esas palabras. Una lágrima de felicidad amenazó escapar, pero la contuvo, prefiriendo dejarla brillar solo en sus ojos. Con el corazón acelerado, respondió bajito, casi sin aliento:– Yo también te amo, Matt… más que a nada. Eres el amor de mi vida. Siempre lo fuiste, desde el principio.Él sonrió, emocionado, como si esas palabras fueran el mayor regalo que pudiera recibir. La atrajo más cerca, y sus labios se encontraron en un beso de entrega, no era solo deseo, era amor verdadero.Sus manos recorrieron su piel suave con un cariño extremo. Scarlett, por su parte, respondió no solo con palabras, exploró cada detalle de él como si quisiera grabar para siempre ese momento.El amor estaba en cada suspiro, en cada mirada

Capítulo 207Al día siguiente, Matthew fue el primero en despertar. Al levantarse, le dio una pequeña palmada en el trasero sobre la sábana.– Amor… es hora. – dijo, saliendo de la cama hacia el baño.Al regresar, encontró a Scarlett aún en la misma posición, inmóvil.– Scar, tenemos que apurarnos… Llegaremos tarde. Necesitamos hablar con nuestro padre sobre nosotros… – Su voz se quebró al darse cuenta de su estado.Rodeó la cama y tocó su rostro, con el corazón oprimido.– ¿Scar? Despierta… – dijo con urgencia, casi en desesperación al verla pálida.Llamó inmediatamente a la recepción, pidiendo que solicitaran un taxi con urgencia. Se vistió apresuradamente, tomó una bata para Scarlett y la cargó en sus brazos hasta la recepción.– Señor, el taxi está esperando – dijo el recepcionista, sorprendido al ver a Matthew cargando a una mujer que parecía desmayada.– Gracias. – respondió él, sin perder un segundo.Entró al auto, sujetándola, le pidió al conductor que los llevara inmediatamen

Capítulo 209La médica levantó la mirada de la historia clínica cuando vio a Matthew entrar apresurado en la sala.– Vamos a necesitar más sangre. Lo que conseguimos hasta ahora no es suficiente.Por un instante, se quedó sin reacción, pero pronto se recuperó:– Entonces hablaré con mis padres. Ellos pueden intentar donar.Minutos después, Matthew explicaba la situación a sus padres y a su hermana, que escuchaban atentos.Alexander fue el primero en pronunciarse, sin dudar:– Si hay una oportunidad de salvar a mi hija, claro que donaré.– Yo también – agregó Lívia, levantando la barbilla.Matthew miró a su hermana menor y dijo:– Creo que no tienes edad, pequeña…Ella cruzó los brazos, mirándolo con esa actitud decidida que siempre tuvo.– Qué dices, hermano. Yo ya doné a principios de año, puedo donar de nuevo. Nuestra sangre es rara, ¿recuerdas? Si puedo ayudar a Scarlett, haré mi parte.La sangre fue rápidamente recolectada y, inmediatamente después, administrada a Scarlett. El equ