Al llegar, no había un alma por los alrededores. Ni una multitud esperando conocerla, ni siquiera un ave merodeando, lo cual se le hizo extraño. Al entrar noto el aroma a rosas. Aquella iglesia tenía pétalos de rosas, mientras caminaba observaba todo, cada detalle, cada cosa, y si, era verdad que solo estaría ella y Sylas, al llegar frente, solo se dispuso a seguir con el plan que ya había planeado. Camino hasta estar ante Sylas, se sintió un poco nerviosa porque no esperaba nada de esto. — Ophelia… Eres una princesa qué viene desde tierras llenas de sol para iluminar mi vida y llenarme de calidez, quiero… Con este anillo, quiero que seas mi Emperatriz… —dijo mientras con una sonrisa pícara colocaba un anillo en el dedo izquierdo de la mano de Ophelia. La princesa no sabía qué decir, estaba preparada para todo menos para estas palabras. Nerviosa sin que decir, solo vio como Sylas se acercaba cada vez más a ella. Contuvo la respiración, sin más remedio, Sylas la beso. Un beso que
Leer más