“Todo lo que buscas esta aquí.”Parecía que el destino la había alcanzado justo cuando intentaba escapar. Aunque, en el fondo, Rose sabía que solo estaba retrasando lo inevitable.Ahora, su cuerpo temblaba entre las sombras y la luz rojiza de las velas. El aire olía a incienso, a rosas y a algo más… algo que la envolvía y la hacía olvidar su propio nombre. La frontera entre placer y condena se difuminaba con cada respiración.No estaba soñando, la humedad entre sus muslos se lo hizo saber, y si era un sueño. Esto se sentía demasiado real. Pero, no admitiría en voz alta que le encantaba.—¿Ya te has rendido, pequeña? —La voz era profunda, segura, casi burlona.Rose jadeó, un sonido que no reconoció como suyo. La calidez se extendía bajo su piel, esa sensación que la hacía sentir viva y, a la vez, aterrorizada.La sensación del orgasmo la lleno en el instante que su interior se contrajo alrededor de unos traviesos dedos que, tocaban ese punto en ella que la hacía ver las mismas estrella
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