El momento en que me incorporé de golpe, mi mano voló hacia mi abdomen.“¡Feto!”Mi voz se quebró, la respiración entrecortada. “Feto, bebé, por favor…”Ni siquiera me di cuenta de que había alguien en la habitación hasta que una voz pequeña y vacilante respondió.“El bebé… el bebé está bien.”Giré la cabeza hacia el sonido.Aria.Estaba junto a la cama, los hombros pequeños temblando, la culpa escrita en cada línea de su rostro. Sus manos estaban apretadas a los costados, sus ojos vidriosos, rojos. Parecía que había estado llorando durante horas. Quizá lo había hecho.Un alivio repentino me golpeó tan fuerte que casi dolió.Como una espina arrancada de mi garganta, desgarradora, y luego, finalmente, finalmente, dejándome respirar de nuevo.“Gracias a Dios,” susurré, mi pecho colapsando al salir el aire. Mi mano se quedó sobre mi vientre, buscando cualquier señal, cualquier movimiento, cualquier indicio de que mi pequeño feto seguía allí. Seguía a salvo.Aria tragó saliva, su voz temb
Leer más