Mariana saltaba de la emoción alrededor de su hermano mientras se sobaba la oreja. Él, pese a contar ya con la información, continuaba contrariado y así se lo hizo ver a ella. Sin embargo, abrió la boca de la impresión después de escuchar el plan de mi niña, de hecho, Kevin y yo reaccionamos igual. —¡¿Te volviste loca?! —le dijo Mike, exaltado.Se desplazaban entre los corredores, donde las distintas obras de arte a las cuales no prestaban atención alguna, pasaban a su alrededor como un flash multicolor, conforme se dirigían a la salida de Renacer.—Enana, tú ni siquiera conoces a ese chico, puede ser peligroso. —Si así fuera no tendría el corazón de nuestro padre en sus manos o lo protegería tanto el señor Evans. —No lo sé, enana —contestó Mike luego de un suspiro
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