Capítulo 71|| Punto de vista de DANTE ||La sala privada del restaurante de lujo estaba tenuemente iluminada, proyectando largas sombras sobre las paredes decoradas con costosas obras de arte. El aroma del cuero y los puros de alta calidad impregnaba el aire, mezclándose con el ligero aroma de la exquisita comida que acabábamos de degustar. Era una reunión como cualquier otra, pero había mucho más en juego de lo habitual. No se trataba de una cena de negocios cualquiera; estaba negociando los términos con una banda mafiosa extranjera, y el ambiente estaba cargado de amenazas y alianzas tácitas.Kayla, mi fiel ayudante, estaba sentada a mi lado, con la mirada aguda y atenta. Siempre era una presencia constante, y su mente aguda y su rapidez mental eran muy valiosas en situaciones como esta. A medida que avanzaba la reunión, me di cuenta de que dependía de ella más de lo habitual, ya que su actitud tranquila contrastaba con la tensión que se respiraba en la sala.El líder de la banda,

Capítulo 73|| Punto de vista de DANTE ||Mi mente era un torbellino de furia y miedo mientras conducía a toda velocidad hacia la mansión de mi abuelo. La noticia del secuestro de mi madre me había golpeado como un tren de mercancías, destrozando la frágil paz que había logrado mantener. Ella había estado en el hospital, recuperándose de una operación, bajo lo que yo creía que era la mejor seguridad. Sin embargo, de alguna manera, el clan Castilo había logrado llevársela.Cuando llegué a las puertas de la finca, los guardias las abrieron sin dudarlo. Sabían que no debían cruzarse en mi camino cuando estaba en ese estado. Irrumpí por la puerta principal y el personal de mi abuelo se dispersó al ver mi ira.Lo encontré en su estudio, el mismo lugar en el que siempre estaba, rodeado de madera oscura y cuero viejo, con el aroma de los puros flotando en el aire. Levantó la vista de su escritorio, con una expresión indescifrable.—Dante —dijo con tono frío—. ¿Qué te trae por aquí con tanta

Capítulo 75|| Punto de vista de DANTE ||Entré en el gran salón de la mansión de mi abuelo, con el peso del deber apretándome los hombros. El lugar no había cambiado mucho con los años, y su opulencia era un recordatorio constante del legado de nuestra familia. Mis ojos recorrieron los rostros familiares de nuestro personal, cada uno de los cuales asintió respetuosamente c o al pasar. Pero había una tensión desconocida en el aire, una sensación de expectación que me ponía los nervios de punta.Al acercarme al estudio, pude oír voces: una de ellas era sin duda la de mi abuelo, la otra, una voz que no había oído en años. Mi corazón dio un vuelco y una mezcla de emociones inundó mi pecho. Lucas.Empujé la puerta y allí estaba, de pie junto al enorme escritorio de nuestro abuelo, con una postura relajada y una sonrisa de satisfacción en los labios. Parecía más mayor, pero seguía irradiando la misma arrogancia.—Dante —dijo mi abuelo, levantando la vista de sus papeles—. Me alegro de que

Capítulo 77|| Punto de vista de DANTE ||«¡Tienes a otra mujer a mis espaldas! ¿POR QUÉ TE CASASTE CONMIGO Y ARRUINASTE MI VIDA?».Bellona gritó con todas sus fuerzas. Las lágrimas en sus ojos me hicieron sentir muy mal. Nunca la había visto llorar por cosas sin importancia. Era dura como una roca. Darme cuenta de que le había roto el corazón por completo me afectó mentalmente.Negué con la cabeza con fuerza y me tambaleé hacia adelante para agarrarla.«¡NUNCA! Ella no es más que... una...».Me tragué el resto de las palabras. No era el momento adecuado para contárselo todo. Continué, cambiando la palabra que debía decir:«¡Una aliada! Ella... vive bajo mi protección. No tengo nada que ver con ella».Ella me empujó con todas sus fuerzas. Las lágrimas seguían cayendo mientras me gritaba a la cara:«¡SIGUES MINTIENDO! ¿Me has engañado y has mantenido a una aliada? ¿Por qué nunca se te ocurrió decírmelo? ¿Por qué demonios está visitando la tumba de Viktor? ¿Qué relación tienes con mi ma

Capítulo 79|| PUNTO DE VISTA DE DANTE ||La isla estaba envuelta en la oscuridad, la luna proyectaba un pálido resplandor sobre los escarpados acantilados y las turbulentas aguas. Estaba de vuelta en la cueva, con las muñecas aún en carne viva por las cuerdas, aunque había conseguido aflojarlas un poco. Mi intento de fuga a primera hora de la tarde había fracasado y ahora me vigilaban más de cerca, con dos piratas apostados en la entrada. Mi mente trabajaba a toda velocidad, buscando una salida, cuando lo oí: un alboroto en el campamento.Se oyeron gritos, cada vez más fuertes con cada segundo que pasaba.«¿Qué está pasando ahora?», murmuró uno de los guardias, acercándose a la entrada de la cueva para investigar.Me esforcé por escuchar, con el corazón latiéndome con fuerza. Las voces estaban demasiado lejos para distinguirlas, pero tenían un tono inconfundible de pánico.«Quédate aquí», gruñó el otro guardia, mirándome con ira antes de seguir a su compañero.En cuanto se marcharon,