Me senté frente a ella y traté de quitarle la bandeja del pie, pero me pegó en la mano y siguió comiendo.Jamás la había visto tan famélica.Suspiré, rendida… por completo derrotada.—No quería dejarte fuera de esto. Es que en ese momento se le ocurrió a Daniel y llamó a su hermano. Él llevó a su esposa y… ustedes estaban cuidando a Tyler y ya casi era medianoche…Se terminó el Pie y se puso a llorar.—¿Y? Hubiera ido igual. Era algo importante para ti…Ya me estaba quedando sin nada que decir. Jamás me había pasado esto. Nunca tuve que estar en esta situación, porque lo normal era que la que siempre tuviera una solución, una palabra o un carácter más duro, fuera ella. Quien siempre sabía manejar la situación era ella y yo era la loca bipolar que no sabía ni de qué iba su existencia.—Sí-Siempre he estado ahí, Ari, pero ayer no… ¿Es porque estoy más gorda y te avergüenzas de mí?—¿Gorda? ¿Qué? Eso no es cierto, jamás he pensado eso y además, no tiene nada de malo o vergonzoso. Yo lo e

Pareció anonadado un momento. Tuvo que alejarse unos centímetros para ver mi rostro.—Eso quiere decir que…—Eso quiere decir que iremos a Estados Unidos, pero solo unos días para el aniversario de tus padres.—¿Cómo sabes eso…?—Ethan me lo dijo. Al parecer también él quiere que vayamos…—Cabrón.—¿Qué?—Solo quiere que vayamos para ser el centro de atención y que no la tomen contra él cuando se den cuenta de que se casó con Lilly y que tienen hijos…—¿No lo saben?—No. Ellos tampoco tenían la bendición de mi familia.—Oh, entonces… ¿Somos algo así como un chivo expiatorio?Daniel elevó una ceja y asintió con diversión.—Somos algo así como una cama acolchonada en la que piensan amortiguar su caída.¡Ethan, tramposo!—¡Tu hermano es un bobo!—Lo sé…—¡Un manipulador de lo peor!—Soy consciente.Mi esposo asentía a todo lo que decía.—¿Te das cuenta de que me manipuló y de paso nos está utilizando?—Y vaya que nos está utilizando.—¿Y por qué eso no te molesta?—¡Uff! —resolló —. Diga

[ARI]Había, sin exagerar, por lo menos cien hombres a los alrededores, de lo que todavía alcanzaba a vislumbrar, de aquel lujoso vecindario.—¿Qu-Qué es esto? ¿El presidente viene o somos una especie de mafia?Daniel dibujó una amplia sonrisa.—Son solo por si acaso, amor.—Pe-Pero esto… Daniel, yo… no, yo no…—Bueno, mientras tú reorganizas esa cantidad de palabras y logras armar la frase, podemos entrar, conocer la casa y… ver nuestra habitación para cuando nos quedemos solos.—¡Shh! —Cubrí los oídos de Tyler. Aunque estaba profundamente dormido —. Está bien. Con tal de que no se vuelva incómodo…—Estarán fuera de la casa y solo entrarán si ven alguna amenaza cerca. Es un hecho. Por lo demás no te preocupes. Los vecinos que tenemos ya nos dieron su autorización —se adelantó, antes de que pudiera resaltar alguna otra cosa.Suspiré rendida.Se puso de pie para acomodar sobre su hombro a mi bebé y extendió su mano libre para que la tomara.Sintiéndome todavía extraña, le di la mano y l

[ARI]Finalmente, después de tres horas despierta, pude dormir.Cuando volví a despertar ya eran las dos de la tarde. Ethan y Lilly se habían ido para su apartamento, Daniel cuidaba de Tyler y el tío Dan hablaba con Chuck y con Dean, cerca del ventanal de…Un segundo…—¿Qué hacen ustedes dos aquí?Mi voz hizo que todos se voltearan de inmediato.El primero en salir corriendo al verme fue Tyler, que antes jugaba con Daniel a lanzar aviones de papel. Apenas me vio, me abrazó y estiró los brazos para que lo cargara. Daniel me dedicó una sonrisa breve. Estaba angustiado y por sus gestos sé que trataba de ocultar su inquietud, fracasando en el intento—Hasta que alguien se digna a despertar —Fastidió Dean, acercándose a mí para darme un abrazo y un beso en la mejilla —. Has crecido un poco.—Déjala en paz —Murmuró el tío Dan, envolviéndome en un emotivo abrazo.Yo todavía seguía con mi cara de poker, sin poder adivinar nada sobre su presencia ahí, aunque no era una sorpresa, teniendo en cu

[ARI]Era uno de esos momentos en los que todo parecía ir bien. No hay incomodidad, no hay rencores ni preocupaciones. No obstante, para mí se seguía sintiendo extraño. Quizá era porque toda mi vida había estado sola y en un gran silencio, que de no ser por Difer y mis abuelos, me hubiera ahogado en ellos.—¿Por qué no estás ahí con ellos? —dijo una suave voz femenina a mi espalda. Me giré de medio lado y vi a mi mejor amiga, que terminó de bajar las escaleras y se sentó a mi lado —. ¿Todo bien? ¿Estás nerviosa?—Algo, sí —recosté mi cabeza en su hombro y ella acarició mi cabello —. Solo estaba apreciando uno de los pocos momentos que he sentido paz en mi vida. ¿Tú ya estás mejor?—Sí, sólo fue el susto. Le dije a Dante que no era necesario estar en cama todo el día.—¿Y viste las placas?La morena negó.—No, aunque estoy segura de que ya he visto ese auto en algún lado.—¿En serio?—¡Ujum! Pero no estoy segura en donde. ¿Lista, entonces, para ver a tus suegros?Exhalé profundo.—La v