Punto de vista Madison Las manos me temblaron al tratar de detener a Maximiliano, era la primera vez que lo veía tan enojado y eso me causaba nervios, sus pupilas de dilataron volviéndose más oscuras, y los golpes que le dio a Manuel, fueron demasiado fuertes y rudos, el pobre se revolcaba en el piso como una cucaracha, aunque eso era lo mínimo que merecía por haberme hecho sufrir tanto.—¡No más Maximiliano! Te lo pido—Tome su brazo bajo mi propio riesgo, sabiendo que también podía atacarme, pero por el contrario, su mirada volvió en automático a la suavidad, y con su mano acarició mi mejilla.—Discúlpame este acto de salvajismo princesa, pero ese imbécil que ves ahí botado, te insulto —Maximiliano se giró de nuevo, Manuel ya estaba sentado recobrando el aire —Además, en el pasado también rompió tu corazón, lo único que merece, es que yo le apreté el cuello con mis propias manos, pero si tú me pides que no le haga daño, no lo haré.Sus palabras me dieron escalofríos, ¿Quién mierda

Punto de vista Maximiliano Parpadeé lento al sentir que una pequeña pero muy áspera lengua estaba invadiendo mi nariz, «Pero ¿Qué coños?» pensé.Mientras mi cerebro conecto con mis sentidos, recordé que mi mansión había sido invadida por dos seres demasiado especiales, uno de ellos, era Leoncito, el bendito gato que Madison adoptó para vivir con nosotros.Quise apartarlo de un solo golpe por la molesta rinitis que me causaba, pero por fortuna recordé, que tengo demasiada fuerza y un solo empujón al animal, hubiera sido fatal para él.Así que con delicadeza lo tomé de su pequeño cuerpecito y lo puse a un lado, me giré para ver al otro ser especial y sí que era especial, Madison yacía dormida boquiabierta sobre la almohada, jamás vi dormir a alguien con tanta profundidad y tranquilidad.Me recosté sobre mi codo y me quede viéndola, una preciosa vista que no iba a perderme porque un pequeño intruso de 4 patas me lo impedía, así que lo baje de la cama y me quede adorando la presencia d

Narrador En la mansión de los Ferrer, se vivía un ambiente de tensión, la avaricia por parte de la familia del abuelo Christopher, sobrepasaba cualquier buena intención.—Sírveme otra copa Manuel—Eloise ordenó—Mamá, es la quinta copa que bebes en menos de treinta minutos, dime ¿Por qué estás tan ansiosa?—¿Ansiosa? Llevo más de tres horas esperándote, carajo, te dije que llegaras temprano que tenemos que hablar, y tú como siempre, insolente e impuntual.Manuel sonrió bufón, sirvió dos copas, le ofreció una a su madre, y se sentó para beber la suya.—¿Para que soy bueno madre? Dime que el abuelo ya cambió de decisión y seremos multimillonarios.—¡Ojalá fuera eso! Además, en realidad, eres un bueno para nada, pero en este momento necesito que trabajes conmigo en conjunto.—Dime mamá, aquí estoy dispuesto a saber qué es lo que quieres de mí.—Escuche a mi padre hablando con el abogado de la familia, va a dejar la herencia y la compañía a nombre del maldito de Maximiliano, ¿Sabes eso

Punto de Vista Madison A penas Maximiliano salió de mi habitación, me sentí la mujer más ridícula de este mundo, por la razón que fuera, si él no se acostaba conmigo, yo no tendría que haberme insinuado de esa manera, ahora ¿Qué va a pensar el de mí?Posiblemente que soy una trepadora o una arribista, en busca de la mejor oportunidad, lo que no se imaginaba es que simplemente estoy cargada de deseos por él.Sin embargo, él mostro algo de caballerosidad conmigo, me invitó a salir, ¿Ya que podía pasar? Sí Maximiliano no me deseaba de la misma forma en la que yo a él, disfrutaría de todo lo que me brindara, si me invitaba a salir, saldría, si me llevaba a cenar, iría, si me quería comprar el cielo y la tierra, o consentirme como si fuera una pequeña caprichosa, lo dejaría, al menos de esa forma podría disfrutar de su presencia.Ese día lo termine en mi cama, recostada viendo películas al lado de mi pequeño gatito, espere hasta tarde a que Maximiliano llegara o por lo menos pasara por m

Punto de Vista Maximiliano Migdaliasirvió la cena, Madison y yo comimos lo que preparó por respeto a su trabajo y dedicación, en el fondo, mi mucama era una buena empleada y sobre todo, había mostrado lealtad hasta ese momento.—¡No puedo negar que la mujer cocina delicioso!—Madison me dijo después de limpiarse la boca con una servilleta—Tampoco puedes negar que eres amante de la comida—Le repliqué en tono gracioso al ver como ella devoraba todo sin reparo.Madison me miró sonriente—Pues Maximiliano, en el comer está el placer, cuando estoy estresada ni siquiera me gusta probar la comida, pero cuando me siento bien, me gusta apreciarla y no desperdiciar, llevare estos platos a la cocina.—No, déjalos ahí es trabajo de Migdalia—le reproche—No, claro que no, ella es la mucama pero no nuestra esclava—Madison se levantó y recogió la mesa, llevando la loza a la cocina, en dos minutos regreso sonriendo.—Bien, ya podemos ir a dormir—Vamos preciosa, pero quiero que esta noche duerma