Capítulo 84: ¿La tormenta se aplacó?Logan leyó las palabras, sintiendo el peso de cada una. Era la llamada a regresar a su jaula de oro, a poner orden en el "desastre" que había creado, según los estándares de su padre. Se quedó un momento más viendo aquella pantalla.Pero entonces, un pequeño tirón en su manga lo sacó de sus pensamientos. Bajó la mirada. Lía le sonreía, sosteniendo su cuaderno.—Mira, Logan —dijo, con esa confianza que le llenaba el corazón—, ¿qué tal ha quedado mi dibujo?Observo el trazo infantil, lleno de color. Se distinguían cuatro figuras: una más alta, con pelo negro (él), otra con un vestido (Ava), y dos más pequeñas en el medio, tomadas de la mano. Sobre ellos, un sol radiante sonreía. No era solo un dibujo; era un anhelo, una declaración de familia.Su mirada se posó en el rostro esperanzado de su hija, luego se elevó hacia las puertas cerradas de Cuidados Intensivos, donde su hijo y Ava libraban su propia batalla. El mundo de su padre, con sus reuniones
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