El mundo se disolvió en luces estroboscópicas rojas y doradas, el dolor se convirtió en un zumbido, y la fiebre hizo que la realidad se plegara, Tariq cayó en un sueño vívido, donde el dolor físico se convirtió en una traición emocional y a su vez en una pesadilla lúcida.Se veía a sí mismo, el Halcón Dorado de la Leyenda, volando sobre el desierto, vestido con su túnica negra y dorada, arrogante y poderoso, abajo, en la arena, estaba la Rosa del Desierto, pálida, sola, huyendo de las sombras del Consorcio.— ¡Corre, Eleanor! ¡Corre! — Pero él no la ayudaba.En el sueño, el Halcón Dorado se desviaba, creyendo la voz sibilante de un demonio, Amir, que le susurraba que la Rosa era una mentirosa, y una traidora que lo había engañado y quería estafarlo.En la visión, la Rosa se deten&
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