Sasha llegó a casa con un nudo en la garganta, aún sintiendo la calidez reconfortante de la mano de la madre de Steven en su hombro. Al abrir la puerta, encontró a Steven esperándola con una mirada de preocupación en su rostro. —¿Cómo te fue? —preguntó él, con una mezcla de ansiedad y cariño en su voz. Sasha tomó un momento para reunir sus pensamientos antes de responder, luego de dejar sus cosas. —Fue mmm... intenso — admitió, con un suspiro —.Pero muy lindo. Gracias por preguntar — dijo ella y tomó sus hombros para besarlo —. Tu madre dice que mi estilo es parecido al de Miró, pero con un toque más de arte conceptual... Honestamente no sé que significa eso pero tu mamá estaba muy emocionada con mostrar mi garabato en una galería de arte — dijo ella sonriendo. Steven tomó su cintura y le dió un beso sonoro. — Así que tenemos otra artista en la familia — dijo frotando su verga contra su entrepierna. Ella suspiró y sus ojos se entrecerraron. — Quizá...¿Y la señora Smith, y nuestra hija

La tensión en la oficina de Steven era palpable luego de que el presidente del partido republicano abandonara la sala, dejando un silencio incómodo a su paso. Sasha, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, entró a la habitación apenas unos segundos después de que la puerta se cerrara detrás de él. —¿Estás bien, Steven? —preguntó Sasha con una voz llena de preocupación mientras se acercaba lentamente hasta él. Steven esbozó una sonrisa forzada, tratando de disimular la ansiedad que lo invadía. —Sí, Sasha, estoy bien. No te preocupes — le dijo y la tomó de los brazos para darle un beso agridulce. Cuando sus labios se separaron, los ojos azules de ella recorrieron el rostro de él, buscando alguna señal de que algo estaba indudablemente mal. —No me mientes, ¿verdad? Digo, esos hombres no parecían felices y Nat dice que “ese” — dijo de modo elocuente — era el presidente del partido republicano…— sin contar con que también había estado escuchando el tramo final de la conversación desde

Megan miró a Steven con una expresión de incredulidad, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar. — Steven, por favor, escúchame. Sé que cometí un error al dejarte por mi amiga, pero eso fue eso, un error y me he dado cuenta ya de mi equivocación. Y te juro, he cambiado, he aprendido de mi error te lo juro. Todavía te amo, siempre te he amado. Por favor, dame otra oportunidad —rogó con desesperación, sus ojos brillando con lágrimas que amenazaban con caer. Steven la miró fijamente, su expresión impasible. — Megan, es tarde para eso. Ya estoy con Sasha y tenemos una hija. No puedo ni deseo volver contigo—respondió con firmeza, aunque en su interior se sentía agitado por las emociones que esta conversación había desatado. Especialmente sabiendo que Sasha estaba en el piso de arriba. Megan soltó un suspiro frustrado, su rostro transformándose en una mezcla de tristeza y resentimiento. — ¿Una hija? ¿De quién es? ¿Tuya o de alguno de los amantes de la prostituta esa? —inquirió co

Unos días después, Sasha estaba instalada con Nat en su casa. Aunque no habían hecho ningún acuerdo legal, Steven pasaba tiempo con su hija y le había pasado dinero para su manutención, hasta que firmaran el acuerdo legal correspondiente era todo informal, aunque fue por demás generoso. Sasha había tomado la difícil decisión de separarse de Steven para proteger a su hija y a sí misma de un futuro incierto y lleno de conflictos, en lo que a ella refería y desde su perspectiva. Pero en ese momento, se encontraba en el hospital visitando a su hermana gemela, Ekaterina, quien estaba recuperándose poco a poco. Sasha se sentó junto a la cama de Ekaterina, observando cómo su hermana tenía un mejor semblante que en días anteriores. Aunque aún se veía débil, era reconfortante verla recuperarse de forma paulatina. —Ekaterina, te juro que todo esto ha sido un torbellino. No puedo creer lo que ha pasado en tan poco tiempo —comentó Sasha, su voz cargada de emoción y cansancio. Ekaterina asintió co

(Los hechos relatados EN EL ANTERIOR Y EN ESTE CAPÍTULO, son PREVIOS al encuentro de Sasha y Ekaterina en el hospital). Sasha condujo con nerviosismo hacia la casa de Steven, sintiendo un nudo en el estómago por la insistencia de Nat por ver a su padre. Se sentía culpable por separar a su hija de él, pero también sabía que la situación entre ellos no era lo mejor en ese momento y para ella tampoco sería bueno estar en un entorno hostil. Las últimas semanas habían sido un torbellino de emociones, desde irse a vivir con Steven hasta el dolor de la separación, y luego la incertidumbre sobre cómo seguir adelante. Mientras conducía, Sasha trató de concentrarse en el presente, en el hecho de que Nat estaba ansiosa por ver a su padre. Sabía que tenía que poner a un lado sus propios sentimientos y priorizar el bienestar de su hija, aunque en ese mismo momento se sentía como la mierda, tenía un nudo en el estómago y ganas de devolver los huevos del desayuno así que a pesar de que estaba un poc