—¡Maldito idiota! —Grita Lana furiosa en su habitación. —Ah, pero si cree que me quedaré tranquila como si nada, está muy equivocado. —Empieza a vigilar por la rendija de la puerta a Claus, que está de pie todavía frente a la puerta de la habitación de Callum, muy atento observando todo. Media hora después, escucha risas, y al asomarse, observa a Callum y a sus amigos salir de la habitación. —¿Me veo bien? —Pregunta Kristen que se acomoda el escote, mientras Callum está de espaldas diciéndole algo a Claus. —¿Me veo bien? —Imita su voz, mientras hace gestos de fastidio. —Tonta, solo porque muestras todo es que te presta atención... ¡Regalada!—Dice furiosa, y observa que se van, dejando a Claus, que parece una estatua firme, y sabe que es porque la está vigilando. —¡Ja! Él se va de fiesta, y yo me quedo aquí, como si estuviera en una prisión. Furiosa va a su closet y observa que no tiene más que ponerse que unas cuantas prendas de las que él compró. Demasiado llamativa

—Vivir con culpa no cambiará nada, Callum. —Le dice Hugh. —Para ti es fácil decirlo. —Comenta Callum que sale de allí. *** —Chicas, vuelvo en un momento, por favor no se maten. —Les dice Chad mientras ve al personal de seguridad salir de la discoteca, y quiere ver que no pase nada. —¡Te crees la gran cosa por qué Callum aún no se deshace de ti como debería! —Afirma Kristen que siente celos de Lana, pues jamás creyó que Callum pudiera ser tan paciente con una mujer, y lo era con Lana. Si había algún tipo de interés de parte de él, debía asegurarse de que ella no correspondiera. —No me creo nada. Y no soy una bolsa de basura para que se deshagan de mí. —Le contesta Lana, que de inmediato observa a Chad, que no demoró. —¿Todo bien? —Le pregunta... —Sí, solo quería asegurarme de que todo estaba bien, ¿y ustedes? ¿Lograron sobrevivir 30 segundos sin mí? —Se burla al ver las miradas asesinas de las mujeres entre sí, y justo en ese momento aparece Callum y Hu

Lana, que salía rápidamente del hotel, sintiendo que el aire le faltaba, está triste y decepcionada, ¿por qué sentía como si su corazón lo hubieran roto en mil pedazos, ¿acaso era tan fuerte lo que sentía por Callum? No, simplemente había confiado en alguien en quien no debía confiar. —¿Por qué él? ¿Por qué tuve que escogerlo a él? —Se reprocha una y otra vez mientras sigue caminando sin rumbo fijo, llegando a un puente cerca del hotel. Era hermoso, con una vista realmente maravillosa. Se detuvo justo frente al barandal, dejó que sus lágrimas rodaran por su rostro pocos segundos y luego limpió su cara, mientras ella misma se llenaba de fuerza. —¡No puedo estar llorando por ese cabrón! Vamos Lana, no debes mostrarte tan débil, y menos frente a Kristen, quien debe estar regocijándose de felicidad. ¡Callum es un miserable! —Dice en voz alta y se sube a la baranda del puente que está más cerca al piso, y abre los brazos de par en par, recibiendo la brisa fresca que soplaba a esa h

Lana, que se siente algo incómoda, no puede evitar alejarse y darle la espalda. Era una miserable. Él la había esperado, a pesar de todo, y ella, en cambio, lo había traicionado. Era inevitable que no se sintiera cómo la peor de las mujeres. —¿Lana, te pasa algo, mi amor? —Le pregunta de forma tan tierna y preocupada que mira al cielo y ruega tener las fuerzas para decirle la verdad. —Tengo algo que decirte Felipe. —Yo también. —Lo mío es importante… —Lo mío también. —Intenta hablar, pero él no la deja, preocupado por contarle lo que ha estado planeando. —He comprado una pequeña casa a las afueras de la ciudad, cerca a la playa, como siempre la soñamos. Apenas te divorcies nos iremos allí, y te haré la mujer más feliz del mundo… —¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¿De dónde sacaste el dinero para comprar una casa? —Le pregunta preocupada de que se endeudará por ella, pero esa pregunta es omitida. —De que, quiero hacer las cosas bien contigo, Lana. —Sac

—¿Te das cuenta? Tu hija es una maldita ingrata. Desde que se casó prácticamente se olvidó de nosotros. —Le reclama Rubén a su esposa que de reojo lo miraba con desprecio, mientras estaba en la cama lista para dormir. —Supongo que eso nos ganamos por haberla obligado a casarse sin amor. —Amor... ¿Amor? No seas ridícula. Acaso el amor te da de comer. Gracias a que se casó con Callum O´Sullivan es que ella y tú pueden seguir llevando una vida de reinas. —¿Reinas? ¡Ja! —Se mofa la mujer, y eso disgusta al hombre que se acerca rápidamente a ella y la agarra fuertemente por el rostro, apretando su mandíbula. —¿Acaso no es así? —Le pregunta, y la mujer temerosa se limita a asentir. —Tú eres la culpable de que tu hija sea una malagradecida. —Afirma y la suelta de forma brusca, dejando sentir el dolor de la mujer en su rostro. —Mañana mismo iremos a hacerle una visita. No es posible que desde que Callum despertó, no se dignara ni una vez a relacionarnos con su familia. Primero